jeudi, mars 29, 2007

Houston

Tu drama personal y tratas de seguir. Concéntrate, tienes compromisos, tienes metas y aunque parezca que se desdibujan ante la desdicha y la soledad, tratas de seguir. Cumples con viejas obligaciones e, incluso, conviertes tus actos en acciones políticas y participas en otras actividades afirmativas de aquellas convicciones aunque las encuentres vacías y desesperanzadas —completamente desatradas, en el peor sentido, desastrosas. Dudas de aquellas sólidas seguridades y, finalmente, te entregas al error como escapatoria. Uno tras otro, tímidamente, medio error, dos errores… cazando al error perfecto. ¡Recuperar todo el placer en la carrera de la búsqueda suicida!

Pero de repente, la verdadera tragedia se asoma. Un desastre humano y cercano. La amenaza de la cálida ausencia esperada que recuerda que habrá otras por venir. La angustia de los cercanos —de los muy cercanos— que se extiende como onda expansiva, que tiene rostro, peso, tamaño y que existe (y que tiene temperatura, sobretodo tiene temperatura). Existe tanto que rebasa tu ridículo sufrimiento autocomplaciente, que te rebasa… que rebalsa la soledad aparente que temías, y, amenaza con unirte a los que amas en una marejada de dolor. Ruego a Dios que nada más suceda.

Tenemos un problema…




Ciudad de México 20070329 2301 - 11 Nisan 5767

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